Cnc.

Se colaron, ínfimos, por los rincones de sus seres.

Se recorrieron juguetones y, 
una vez que empezaron, 
no supieron parar.

Acariciaron sus entrañas con sólo un soplido sobre la piel.

Se dibujaron futuros, sonriendo, sin dejar de creer el uno en el otro 
ni un segundo.

Destaparon sus ciudades, sus cielos y sus infiernos. 
Sus cuerpos.

Y en ese momento 
sintieron la necesidad 
y perdieron la de esconderse.