Algo.

Alguien les ha explicado que llega un momento en que te cansas de luchar, que estas harto de tanta hipocresía, y aún así, míralos, siguen ahí. Y Dios mío, de qué te sirve el mundo ante sus impulsos de romperle la boca al cobarde que te ha hecho daño. De qué te sirven los argumentos cuando te piden un nombre y tú no sabes pronunciar el propio. De qué te sirve señalar cuando no te atreves a exhumar tu cadáver de la pila como única culpable del delito.  
No creo que sea mejor dejarles hacer, que esperar las oportunidades que te deparen los sentidos. Lo que no es, no será. Lo que no será, es porque no quiso ser .
No hay mayor misterio, deja de buscárselo, mi querida Oniria.
Destrozarse es la base de nuestra incertidumbre. Hasta que alguien se fije y se dé cuenta. Tienes la sonrisa demasiado gastada, eres demasiado feliz para ser cierto.
Y le pones el punto final que nadie vio nacer, y por tu cobardía ni viste terminar.
Me he cansado.
Decídselo vosotros.
Es el punto final.
Me he cansado.