M29

Llevo todo el día buscando un momento, un rato, en el que poder escribirte algo como está mandado. Y hasta ahora, las 22:14, no lo he tenido.

Y eso me ha hecho darme cuenta de muchas cosas.

De cómo hace dos días tontos, a las doce de la noche puntual, ya tenía un mensaje de cien palabras escritas. De cómo hace uno se sacaba siempre un ratín para tomar una caña y darte el tirón de orejas merecido, y hace tres hasta un viaje improvisado si hacía falta.

Pero ya no es hace tres, ni dos, ni uno.

Es hoy, empiezas a rozar la treintena y, aunque odie(mo)s la frase, nos hacemos mayores.

Qué asco de responsabilidades, de trabajos, de casas propias. Hoy me encantaría volver a esas tardes de estudio tontas en Reina Sofía. A las noches incontables de juerga. A las casas rurales de confidencias.

Pero eh, ¿y las cenas de barbacoa en Alcalá?
¿Y los días de cañas y tapas?
¿Las tardes de fotografía descubriendo Madrid?

Porque nos hacemos mayores sí, pero no todo es malo. Y una de las cosas buenas es que, aun cambiando todo lo de alrededor, aquí seguimos, a pie de cañón, para dar un sí rotundo a los planes improvisados de conciertos, para ponerte el hombro cuando lo necesites, para seguir viendo cómo ese cuerpo coge kilitos con la edad.

Pero, si algo tengo claro, es que una de las mejores cosas es seguir a tu lado después de tantos años y haber disfrutado de tantas cosas juntas (pero no revueltas, cochina).

(Uy 22:39, a este paso no digo las palabras chachis del día)

Así que feliz feliz feliz feliz cumpleaños mi Marta.
Mil gracias por otro año de planes, y por hacer que eso de sumar vida sea una aventura contigo.

I.

No hay comentarios:

Publicar un comentario